Demasiadas personas, buenas personas, se perdían en un sistema que se suponía debía protegerlas. A las víctimas se les negaba atención, se les retrasaba a propósito o se les obligaba a aceptar acuerdos poco convincentes. Y aunque no todos los abogados o médicos contribuyen al problema, vi de primera mano la frecuencia con la que el sistema falla a las víctimas, no solo por culpa de los malos actores, sino por complacencia.

Por eso cofundé Crash Law. Esto no es solo un negocio, es una respuesta. Creamos una empresa que prioriza a las víctimas, conectándolas con abogados que realmente luchan. Los abogados que contratamos no se arriesgan; están listos para llevar los casos a juicio, apelar decisiones de mala fe y presionar a las aseguradoras hasta que la justicia sea real, no solo prometida.

Con una formación académica en Derecho y Sociedad, futuro candidato a JD y un profundo conocimiento de los aspectos legales y médicos de las lesiones personales, he dedicado mi carrera a construir algo diferente, algo que priorice a las víctimas y nunca se rinda cuando más importa.